Los tiempos han cambiado y la pregunta que surge es: ¿Ha cambiado la educación? ¿Los sistemas educativos lo han hecho? Si así es ¿Ha sido de la forma adecuada? Estas y muchas otras interrogantes surgen cuando empezamos a cuestionar el porqué de la crisis en la educación de hoy. Específicamente en un país como el Perú, que se encuentra ubicado en los últimos puestos de las evaluaciones internacionales en lo que a este tema se refiere. Ahora bien, la cuestión es determinar qué entendemos por educación. ¿Todos la conceptualizamos de la misma forma? Lo cierto es que, como es común aún hoy en día, gran parte de nuestra sociedad continúa concibiendo a la educación en un plano meramente cognoscitivo e instructivo; reduciéndola a la simple transmisión de conocimientos (información). Esto motivó a realizar una encuesta sobre qué es lo que debe priorizarse en las escuelas de hoy. Dónde se puso en contraposición lo cognoscitivo, lo emocional, lo volitivo y lo tecnológico. Obteniendo como resultado lo siguiente:
El 58 % de encuestados considera que lo que se debe priorizar en las escuelas son los VALORES. Lo cual, no resulta sorprendente; ya que, esta es una percepción generalizada. Pues se considera que los escolares (niños y jóvenes) han perdido o no han desarrollado el aspecto axiológico tan importante en la formación de toda persona. La verdad, es que la práctica de valores nace de los principios que se inculcan o se deberían inculcar en casa. Puesto que, es la familia, la primera escuela donde se cimientan las bases para el desarrollo de todo individuo. Sin embargo, esto no resta responsabilidad a las instituciones educativas sobre la formación en cuanto valores se refiere. No obstante, esta tarea resulta cada vez más complicada si no se cuenta con lo mencionado anteriormente. Inclusive se llega a generar una confrontación entre el hogar y la escuela, entre lo que aprenden de la familia y lo que aprenden de los maestros.
El 26 % de encuestados, y cómo era de esperarse, manifiesta que los CONOCIMIENTOS deben seguir priorizándose en la escuela. Lo cual está bien en la medida que comprendamos que los conocimientos que demanda el siglo XXI son a nivel de desarrollo de habilidades que la simple acumulación de información por medios memorísticos. Que es lo que aún sigue arraigado en la concepción popular en lo que a la labor de la escuela se refiere.
Lo que si resulta alarmante es que solo un 8 % considere que LAS EMOCIONES y las HABILIDADES TECNOLÓGICAS se aborden desde la escuela. Si tomamos en cuenta que el aspecto emocional, es de suma importancia en el desarrollo de una persona que necesita aprender a controlarlas; qué mejor que sea en la escuela donde se interrelaciona con sus pares. Lo cual, lo preparará para “afrontar el mundo” él solo. Además, diversos estudios han determinado que un estudiante aprende más cuándo está bien emocionalmente. Por consiguiente, la escuela debe contribuir en ello. Por otro lado, las habilidades tecnológicas ya no es una cuestión de pareceres en el mundo. Son una necesidad que se irá acrecentando conforme el tiempo transcurra en este mundo cada vez más interconectado. Por lo tanto, la escuela no puede ser ajena a ello. Por el contrario, debe jugar un papel mayor cada día.
En conclusión, la escuela de hoy debe buscar el equilibrio y la complementariedad entre lo cognoscitivo, lo emocional, lo volitivo y lo tecnológico. Pues todas son importantes porque contribuyen a una FORMACIÓN INTEGRAL que es la finalidad de la EDUCACIÓN.
No se puede negar la importancia de los conocimientos; pero debe ser enfocado desde la perspectiva del desarrollo de habilidades y por qué no también las que a lo tecnológico se refiere. Pudiendo estas convertirse en una herramienta importante en el aprendizaje. No obstante, la práctica de valores y el control de emociones son indispensables para que lo anterior funcione. Puesto son aquellas, que nos hace mejores personas, mejores ciudadanos,… nos hace humanos.
Lic. Fredd Tipismana
*La encuesta fue realizado en nuestra web a más de 200 personas.