La educación entendida no como fin sino como el medio de construcción de nuestra propia humanidad es de suma importancia; puesto que, incentiva el desarrollo de las capacidades y características que determinan aquello que llamamos ser humano y nos distingue de otros seres. Así pues, el desarrollo del lenguaje se convierte en una de las primeras acciones que nos humaniza y en el que la educación juega un papel importante, que va más allá de la simple codificación o decodificación, sino que busca la expresión y comunicación efectiva a través de la lectura y escritura. 

La educación también fortalece el sentido de autonomía personal y de libertad, que deben partir de la reflexión y análisis del mundo en el que las personas se desenvuelven. Por ello, el sentido de responsabilidad se convierte en un elemento fundamental para no caer en el libertinaje. Así también, una adecuada orientación axiológica permitirá que el hombre sea consciente de su condición como tal y miembro de una sociedad, y de su relación con los otros. Solo así, será capaz de crear, de crearse a sí mismo como persona y de transformar lo existente.  
El ser humano es un individuo que necesita vivir en sociedad, y en ese sentido, la educación no es ajena a ello. Por ello, existen factores claves para que el proceso de socialización del ser humano se concretice de forma satisfactoria; ya que, no basta solo con ser parte de un grupo, sino que existe interrelaciones entre quienes lo integran.

El primer factor es lo relacionado a la afectividad que debe existir en el entorno social en el que se desenvolverá el estudiante. El cual parte desde el ámbito familiar y luego en la escuela. Un niño que no recibe manifestaciones de amor, cariño, de comunicación; tendrá dificultades en su desarrollo psíquico 

El segundo factor es la acción estimuladora que el entorno social debe generar en el niño; específicamente por parte los adultos. La actitud motivadora o pesimista que ejerzan sobre los niños repercutirá en la calidad de sus interrelaciones con los demás.

El tercer factor es lo referente a la condición socioeconómica. La cual, tiene implicancia a nivel psíquico y biológico. Así pues, hay evidencias que señalan que un estudiante de condiciones desfavorables o modestas tendrán un menor desarrollo intelectual que aquellos que pertenecen a estratos favorables o privilegiados. Esto se manifiesta también, en la limitada capacidad de los primeros en la comprensión de situaciones y razonamientos, e inclusive el ser consciente de los efectos de su propia conducta. No obstante, ello tampoco significa que los segundos tengan un desarrollo intelectual satisfactorio, aunque sí superior. Por otro lado, la inadecuada alimentación producto de las condiciones de precariedad; definitivamente, afectarán el desarrollo biológico de los estudiantes y por ende su desarrollo psicológico.

El último factor es el sentido de solidaridad, que significa que el estudiante se sienta parte del grupo y, por tanto, los objetivos del mismo son asumidos como propios. En ese sentido, une sus esfuerzos con los demás. Es capaz de ponerse en el lugar del otro.


Fredd Tipismana

Fuente: https://es.calameo.com/read/0003087053102a52f9f4c 

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