Hace unas semanas se ha puesto en consulta pública el proyecto de Norma que regula la Evaluación de las Competencias de los Estudiantes de Educación Básica (RM N.º 033-2020-MINEDU); el cual, constituye un paso importante en el proceso de implementación del Currículo Nacional de Educación Básica (CNEB) que contempla la Evaluación formativa centrada en la evaluación de las competencias que todo estudiante debe desarrollar a lo largo de su paso por la escuela. Pero, ¿qué significa evaluar por competencias?, ¿qué entendemos por evaluación formativa?, ¿es correcto reducir la propuesta del Ministerio de Educación (MINEDU) a cambiar letras por números como lo afirman algunos opinólogos y medios de comunicación? En el presente artículo, trataremos de dilucidar estas interrogantes.

Evaluación por competencias
Si el mundo en que vivimos ha cambiado; también lo ha hecho el concepto de evaluación. Así pues, ha pasado de considerarse una práctica centrada en la enseñanza a ser entendida como una práctica centrada en el proceso para lograr aprendizajes en los estudiantes; es decir que, lo realmente importa es que los estudiantes aprendan: no conocimientos aislados, sino que desarrollen capacidades para enfrentarse a cualquier situación que se les presente, para seguir desarrollando competencias.
Pregunta reflexiva: ¿Qué es más importante? ¿que un estudiante sepa de memoria las fechas y nombres de los héroes de la independencia? o ¿que desarrolle las capacidades, que al combinarse, le permitan construir su propia interpretación histórica de los hechos ocurridos (competencia); asumiendo una posición crítica, que lo ayuden a comprender el presente y a construir su futuro?
Evaluación formativa
La evaluación formativa es aquella que diagnostica, retroalimenta y posibilita acciones para el progreso del aprendizaje de los estudiantes. En ese sentido, es necesario desterrar la idea equivocada de considerar la evaluación como la acción de aprobar o desaprobar, de calificar o descalificar, de premiar o castigar al estudiante.
Evaluar es un proceso sistemático y continuo; en el cual, el docente se encarga de recoger y valorar información relevante sobre el nivel de desarrollo de las competencias de los estudiantes, con el objetivo de que mejoren sus aprendizajes en función al estándar del ciclo formativo en que se encuentran. Asimismo, brinda retroalimentación oportuna para ayudarlos a avanzar hacia el nivel esperado y ajustar la enseñanza a las necesidades identificadas; cultivando así, una cultura de valoración, de indagación, de confianza y apoyo constructivo.
De la escala cuantitativa (vigesimal) a la escala cualitativa
El CNEB establece como escala cualitativa AD (logro destacado), A (logro esperado), B (en proceso) y C (en inicio) para valorar el nivel de logro alcanzado en el proceso de desarrollo de cada competencia. No obstante, no constitirán “calificaciones o notas” ni generaran promedios al finalizar un periodo o año lectivo. Esto, en el entendido de que los estudiantes no desarrollan al mismo nivel todas las capacidades que se corresponden a las competencias del currículo; así como, tampoco todos los estudiantes desarrollan dichas competencias al mismo ritmo. Por ello, las conclusiones descriptivas que acompañarán la evaluación, aportarán información valiosa no solo a los estudiantes, sino también a las familias, de los avances, dificultades y oportunidades de mejora que se requieren en el proceso de desarrollo de las competencias.
El objetivo del cambio de escala es contribuir a comprender la complejidad en el proceso de formación integral de los estudiantes y que el fin de la Educación Básica no es etiquetar quién sabe más o quién sabe menos, sino favorecer los aprendizajes que permitirán a nuestros niños y jóvenes desenvolverse en el mundo contemporáneo y, en el de mañana.
Pregunta reflexiva: Si la estudiante X tiene 14 de promedio en matemáticas y el estudiante Z tiene 13; ¿podría usted describir en qué nivel de desarrollo se encuentra cada uno de ellos y qué necesitan fortalecer o mejorar? Mientras medita su respuesta, pregúntese también ¿En la vida real aprendemos y aplicamos lo aprendido de forma segmentada o integrada?
En síntesis, la Educación en el Perú debe apuntar al desarrollo de estudiantes (ciudadanos) competentes; es decir, que comprendan la situación a la que se tengan que enfrentar y evalúen las posibilidades que tienen para resolverla. Esto significa que no solo requerirán de conocimientos; sino también de habilidades de orden superior, haciendo énfasis en el pensamiento crítico, y habilidades socioemocionales; para así poder tomar las mejores decisiones. Por lo tanto, resulta necesario desechar toda concepción de evaluación como acción punitiva, y de la escuela como solo un tránsito hacia la universidad.
Esta es la ardua tarea que ha emprendido el MINEDU, y que a pesar de las dificultades que existen y las que seguramente se presentarán, es importante apoyar; porque la Educación de los peruanos es responsabilidad de todos.
Fredd Tipismana
Especialista Pedagógico